Formas de volver a casa de Alejandro Zambra


Mi única crítica a este autor es que no incluye el humor en su receta mágica. Por lo demás, me ha gustado mucho.

Su escritura es clara, de enunciados breves y directos, sin dejar de disfrutar de la riqueza del lenguaje. Con esto último quiero decir que no es de la parquedad de un Cormac McCarthy. No tienen nada que ver el uno con el otro.

La construcción de esta novela es muy interesante. Juega con elementos metaficcionales para convertir lo que el lector creía que era la novela en la novela que ansía escribir otro protagonista. Los protagonistas de ambas son análogos, porque son escritores y uno está inspirado en el otro. Y si subimos otro peldaño más, descubrimos que el personaje que imagina al otro es a la vez creado por el autor de este libro, que es escritor y comparte biografía con él.

O no. El juego de la autoficción está ahí: en desconcertar tanto al lector que no sepa discernir entre realidad y ficción. Es el primer ejemplo de este género en español que me agrada (París no se acaba nunca de Vila-Matas me aburrió profundamente). Tal vez, esto se deba a que el juego de la metaficción no centra la trama. En realidad, el relato es otro, o muchos otros, pero relacionados con esa idea.

Esta es una rememoración sobre la historia reciente de Chile y la dictadura de Pinochet, una reflexión sobre el pasado y sobre las cargas del mismo, sobre la memoria, la creación, la mentira, el autoengaño... Por suerte, no se queda en ese espacio entre aguas tan del gusto de la posmodernidad. Sabe rematar esta breve novela.

En fin, como dije al principio, lo único que le falta es el humor de Bolaño, de Cortázar, esa falta de tomarse en serio. Sin embargo, no hay altivez ni aburrimiento ni nada que pueda empañar la calidad de este libro.

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