Les choses, de Georges Perec


Después de El principito, Estupor y temblores y El extranjero, este ha sido mi cuarto libro en francés. Y ha sido duro, durísimo en comparación con los anteriores. El lenguaje utilizado por Perec abarca un amplio abanico, de muy culto a coloquial, y pese a utilizar frases cortas, muchas veces le da por extenderse sin fin, con gran cantidad de subordinadas y subjuntivos.

La dificultad ha hecho que la lectura fuese un esfuerzo constante. Cabe decir que no lo he abandonado porque soy fan de Perec (de esos que aceptarían sus calzoncillos sudados si me los lanzase) y porque me ha vuelto a demostrar que es un escritor como la copa de un pino. No sólo realiza un enorme trabajo formal sobre los textos sino que es capaz de desarrollar un agudo e incisivo análisis crítico.

Las cosas disecciona la sociedad de consumo. Habla de cómo nos obsesionamos por tener y tener más y, pese a conseguirlo, ese deseo de atesorar no acaba nunca; mientras tanto, las oportunidades, la vida, van pasando de largo. Es una novela de unas 120 páginas que no resulta baladí. Con ella ganó el prestigioso premio Renaudot en 1965 con tan sólo veinticinco años.

Aquí ya hace gala de su obsesión por las listas en descripciones meticulosas de salas atestadas de objetos o en la catalogación de las actividades y gustos de los protagonistas. En francés es como para pegarse un tiro. Pero luego están esas apreciaciones tan lúcidas como envidiables. Es curioso (aunque no tanto si piensas en las razones) cómo, pese al abismo temporal, sigue vigente.

Esta novela tendrá su reverso dos años después en El hombre que duerme, otra novelaza que recomiendo, que trata sobre alguien que decide apartarse del mundo, de lo material. Si buscáis más crítica social con humor, debéis leeros El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento. Si os obsesionan los listados y la catalogación, devoraréis Especies de espacios.



No hay comentarios