Blue Jasmin


Para juzgar a Woody Allen soy bastante malo porque, pese a lo bien que ponga la crítica películas como Match point, yo sigo enamorado de Manhattan o La última noche de Boris Grushenko o La rosa púrpura de El Cairo.

A mí sus nuevas películas sobre la alta sociedad no me disgustan porque traten de gente adinerada y bienestante sino porque carecen del humor que ha hecho único al director neoyorquino.

Más cómicos o más dramáticos, sus trabajos siempre tenían esos golpes de genialidad imposibles de encontrar en otro lado. De ahí que, de las últimas, mi favorita (que no mejor) sea A Roma con amor y su mini historia del cantante de ópera que sólo actúa bien en la ducha.

En mi opinión, guiones como el de Blue Jasmine o Match point son de domingo por la tarde. Apenas aportan algo, son una historia más sin alarde alguno. Son buenas películas, sin duda, pero resultan excepcionales dada la bajísima calidad del cine comercial actual.

Cate Blanchett lo borda, un papelón que ojalá hubiera tenido un guión más inspirado. Todo gira a su alrededor y se echa en falta más fondo en el coro de personajes que la rodean (pienso en Baldwin, que podría haber sido mucho más cómico).

La historia de Jasmin no quedaría en el recuerdo si no fuera por su interpretación. A Woody Allen, dada su edad y todo su trabajo, no se le puede exigir nada, y menos que siga repitiendo las bromas de hace veinte años.

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