Mandarinas (Mandariinid) de Zaza Urushadze


Cuando mi pareja empezó a ver en los créditos de apertura que se trataba de una película georgiana presentada con sobriedad al son de las cuerdas de un panduri debió de preguntarse algo parecido a "¿Dónde me he metido?". Pudo, incluso, llegar a pensar que era mi tardía venganza por aquellas sufridas cuatro horas encarcelados ante esa incongruencia japonesa titulada Love Exposure.

Desde luego, no había ánimo lesivo en mi decisión de ir a verla, sólo interés por el tráiler. Mandarinas se sitúa en 1992, durante el inicio de la primera guerra de Abjasia (entre Turquía y Rusia). Tras la disolución de la Unión Soviética, la región de Abjasia defendió su independencia respecto a Georgia, que no la ha aceptado nunca, razón por la cual los cruentos enfrentamientos todavía perduran.

Ivo, el protagonista, es un estonio que, a diferencia de tantos otros y de su propia familia, no ha abandonado el país ante el estallido de la guerra. La población estonia en la región era tan grande que muchas poblaciones de la zona quedaron desiertas. Volver a su tierra natal supone abandona todo aquello por lo que has trabajado, marcharse con una mano delante y otra detrás.

Su amigo y vecino Marcus tiene una plantación de mandarinas cuya venta tiene apalabrada con el ejército abjasio. Su intención es recogerlas, entregarlas y marchar con el dinero de regreso a Estonia. Ivo, como carpintero, le ayuda en la recolección, pero son únicamente dos personas para un trabajo de treinta.

Tras un enfrentamiento frente a sus casas, encuentran a dos heridos entre los cadáveres: un soldado gerogiano y un mercenario checheno del bando abjasio. La tensión de las escenas que seguirán a la recuperación de ambos es de una incómoda y tensa calma. Ivo tendrá que mediar entre los dos hombres, sedientos de venganza.

Mandarinas es, sin duda, un filme antibelicista que busca tender lazos y reflexionar sobre la naturaleza de la guerra y el odio. Su historia es tierna y triste, y se completa en un agradecido metraje de no más de hora y media. Tiene cualidades suficientes para ser una buena película pero no excepcional.


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