La Tagliatella, restaurante italiano en Sabadell

Calderón 2-4, Sabadell

La cadena de restaurantes italianos La Tagliatella es bien conocida. Está por todas partes. Sus características son los locales, ambientados con la nostalgia de un antiguo salón con lamparas de araña, volutas rematadas con faroles y adornos dorados.

Cualquiera sabrá que se caracteriza por ofrecer raciones grandes (que, si no se terminan, preparan para llevar a casa) a un buen precio. Creo que no me equivoco si digo que su principal atracción es el surtido de pasta fresca y rellena que ofrecen para combinar con otras tantas salsas. Hay combinaciones con las que se acertará y otras con las que se fracasará estrepitosamente pero es divertido jugar a la ruleta gastronómica.

Tiene gran cantidad de pizzas de masa muy fina y diámetro muy respetable, además de una cesta con un surtido de pan (de olivas, cebolla y tomate) riquísimo. Sirven ensaladas, entrantes, risotto, gratinados (lasaña, canelones) y carne. Con las ensaladas no he acertado demasiado porque la que he probado era tibia con mozzarella y yo las prefiero frías. Tampoco he probado muchas porque, como he dicho, las raciones son pantagruélicas y, difícilmente, uno pide más de un plato con postre (una noché llegué a comer dos y casi pido que me coronen rey de Dinamarca).

No tienen suficiente con ello que también ofrecen sus propios postres con nombres tan pecaminosos como Cioccofondente, Cremoso di formaggio e cioccolato bianco, Caffé Gustoso (café acompañado de trufas de chocolate y mini tiramisú), Crema helada de mascarpone sobre fondo de chocolate caliente... Cuando la hebilla del pantalón está a punto de reventar como la del tragaldabas de El sentido de la vida de los Monty Python, vienen y te traen la carta de postres. ¿Qué va a hacer? Pues comprarte otro cinturón, claro.

Pero dicho esto, que seguramente coincidirá con la inmensa mayoría de establecimientos de la marca, La Tagliatella del centro de Sabadell destaca por su maître, que es una auténtica máquina. Está en todas partes, lo controla todo. Los camareros son amables y eficientes, muy preparados, pero este hombre es quien los dirige. Desde que te recibe y te dirige a tu mesa, lo verás aparecer por doquier: dando indicaciones a los cocineros y a los camareros, preguntando a los clientes por la cena, preparando mesas si es necesario,... Profesionalidad sin tacha.

Lo que nos "jincamos" la última vez fue de ficha policial. Pedimos la cesta de pan (siempre cae), un entrante a compartir (que sobraba), uno de pasta y una pizza de principales (que con uno sólo vas que te matas), un postre y un café (porque ya dos por cabeza hubiera sido de Ministro de Alimentación, Arias-Cañete's Seal of Approval). Postres y entrantes suelen ser los que incrementan subir más el precio. En comparación, por la cantidad, la pasta y la pizza son baratísimas. Salimos 25€ por cabeza. Si no hubiéramos cometido gula papal, habríamos salido por 151.

¡Una fiesta del jalar!

Más información:
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1 Adjunto la cuenta (los precios están con IVA): Agua (2,15€); dos copas de vino blanco (2,15€ cada una); surtido de pan con seis piezas (2,85€); entrante Bruschetone (9,8€); pasta (14,9€); pizza (11,15€); postre Cioccofondente (5,55€); cortado (1,9€).

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