Quatretondeta de Pol Rodríguez


Por el título pensé que era italiana, pero es española, ubicada en Alicante. ¿Está bien? ¿Está mal? Es complicado. El problema es que, lo que en principio parecía una comedia, es drama; y lo que era drama, se convierte en videopromoción de las fiestas de Moros y Cristianos de la zona.

Dicho así suena muy mal, lo reconozco. La película no me disgustó, por momentos me encantó, pero este popurrí de géneros, de intenciones y de personajes me ha confundido demasiado. Tomás (José Sacristán) quiere enterrar a su esposa en Quatretondeta, pero no puede porque la familia de Francia quiere que llevarla a París. Ante la amenaza de que la alejen para siempre de él, roba el coche fúnebre con el ataúd dentro y se lanza a la carretera.

En su huida se encontrará con el Genovés (Sergi López), un granjero muy basto y muy arraigado a las costumbres populares. La interpretación de Sacristán es rara. Su personaje es demasiado parado, lento, y rompe el ritmo de la comedia. Paralelamente, Dora (Laia Marull), la hija de la difunta, intentará descubrir qué ha sucedido con su madre porque Iñaki (Julián Villagrán), el dueño de la funeraria, le oculta la verdad por miedo a que una denuncia le arruine el negocio familiar.

El encuentro entre Tomás y el Genovés y el juego de mentiras y malentendidos que se produce entre Dora y Iñaki son divertidísimos. Es un humor muy refrescante. Julián Villagrán y Sergi López son los guías de la risa mientras Sacristán y Marull revolotean alrededor despistados, incrédulos ante lo que sucede. El peso dramático de estos dos últimos actores, a partir de cierto punto de la trama, arrastra las carcajadas al terreno de lo emotivo y lo existencial.

La película reflexiona sobre el retorno a los orígenes, a la tierra, y fantasea con el fantasma de la buena vida en el campo sin que nadie pudiera preverlo. Este desfase entre lo que apuntaba la historia al principio y lo que acaba siendo tiene su eco en las actuaciones. Sergi López podría servir de puente entre el histrionismo de Villagrán y la gravedad de los papeles teatrales de Marull y Sacristán, que no entendemos al principio por falta de información.

La película tiene momentos muy divertidos y muy agradecidos. La parte dramática tampoco está mal aunque no comparta su falso bucolismo. En el reparto hay actorazos y lo demuestran con creces. Lo peor es la falta de cohesión de los distintos elementos. Recomiendaría Quatretondeta porque es capaz de alegrar al espectador, de hacerle pasar un buen rato y emocionarlo, pero ni de lejos me parece una película redonda porque cojea demasiado.

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