El fin del mundo y antes del amanecer (y después de cagar)


El fin del mundo y antes del amanecer es, tal y como indica su título, un manga inconexo y presuntuoso, muy al estilo de Nijigahara Holograph, pero sin llegar a su paroxismo. No es una historia completa como las maravillosas Solanin o La chica a la orilla del mar sino un compendio de una docena más breves.

La primera de ellas, titulada Antes del amanecer, amalgama diversas situaciones con diferentes personajes que ocurren entre el atardecer y el alba del día siguiente. No existe otra conexión entre ellas. Tenemos un intento de suicidio, el rodaje de un bukkake, una cita de dos adolescentes, una aparición fantasmal,... Vamos pasando de una a otra sin entender nada.

Por culpa de este primer relato abandoné el libro cuatro veces. Por cabezonería, lo terminé al quinto intento. Hay que decir que el resto de historias son lineales y más comprensibles, pero igual de peregrinas y confusas. Ni el dibujo ni ese toque poético tan personal del autor las rescatan del naufragio en el que se hunden.

Al final de esta antología totalmente desorientada, Inio Asano tiene los huevazos de confesar que escribió las historias porque... sí. Lo explica en un texto a modo de epílogo que el editor le exige escribir. Ya pinta mal la cosa cuando en el primer párrafo dice, literalmente: "Debo empezar disculpándome: Lo siento". Y esto no es captatio benevolentiae.

Entre las perlas que suelta, afirma que Antes del amanecer le sobrevino tras días de "impotencia" en los que "no se le ocurría nada" ni "podía dibujar nada". Sobre el cuento de Alfalfa dice que lo dibujó "sin muchas ganas". Y con La rutina y depresión de la imaginativa Eiko suelta: "Uf, imagino que en aquella época estaba cansado". ¡Y se queda tan ancho!

Este volumen debe de recoger todas las historietas que en su día el autor dibujó apurado, estresado o bloqueado. Son, parafraseando a Miguel Brieva, sus "sobras maestras". Es consciente de que te ha vendido un truño cuyo olor no se puede disimular y que, si está leyendo su perdón, te lo has comido enterito. ¡Pues nada, esta semana ya no hace falta ir al McDonald's!

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