Firefly y Serenity: la serie y la película


Acabamos viendo Firefly (2002) empujados por las varias referencias que hacen a la serie en The Big Bang Theory y a su, por lo vista, catastrófica cancelación después de una única temporada. Visto los catorce episodios que la conforman, les doy la razón. No es que la serie fuera revolucionaria pero sí muy entretenida.

Vaya por delante que considero (al igual que muchos otros) que Firefly copia el fantástico anime Cowboy Bebop. En ambas series tenemos a un grupo de forajidos que se dedican a viajar por el espacio con su nave mientras saquean todo lo saqueable. Si en los dibujos se respiraba un aroma de western espacial, aquí nos los encontramos enfundados en sus botas y sombreros.

Castle, digo, Nathan Fillion interpreta al protagonista: un delincuente guapito, chulete y ligón justo como Spike. Al igual que Faye, Inara es la chica difícil e interesada que le atrae y que lo acompaña puntualmente en sus robos. El clon más evidente es el de Kaylee, la mecánica de la nave. Es exactamente como la Ed del anime: estrambótica, aniñada, alegre y despreocupada.

La serie creada por Joss Whedon (Buffy Cazavampiros) me hizo reír, me entretuvo con sus aventuras, me enganchó con su ciencia ficción de bajo presupuesto y despertó mi interés por los personajes. Y es que la primera temporada es una minuciosa presentación del tablero y sus trebejos. Es una pena que, apenas nacida, fuera cercenada por los productores de manera brusca y casi terminante.



Casi definitiva porque, a diferencia de otras series que desaparecen de la parrilla televisiva, tuvo una segunda vida en formato de película. Desde la cancelación, Whedon estuvo buscando quien la produjese. Universal Studios aceptó encargarse de ello y en 2005 se estrenaba en salas Serenity, con muy buena acogida de público y varios premios y nominaciones.

Todos los actores repiten. El guión aclara algunos puntos que generaban dudas y finiquita una de las subtramas pendientes. Otras, en cambio, quedarán para siempre en el limbo de la ficción. En esta última aventura, descubriremos el origen del cirujano fugitivo Simon Tam y su hermana River, quienes desde el principio guardaban un secreto que el resto de la tripulación desconoce.

El presupuesto de la película no es extraordinario. Parece un episodio largo pero, eso sí, con algo más de presupuesto. No defrauda y ayuda a comprender un poco mejor el universo que Whedon intentó darnos a conocer. Los títulos son, en cierto sentido, sinónimos, pues ambos hacen referencia a la nave, que es un modelo Firefly y fue bautizada con el nombre de Serenity.

Si hay algo que fastidia es el cambio de doblador para el protagonista. No es el habitual de Nathan Fillion, Iván Muelas (Will Smith, Benedict Cumberbatch), sino Santi Lorenz. Más allá de eso, y pese a dejarnos en un coitus interruptus, son catorce episodios de 45 minutos y dos horas de metraje la mar de entretenidos.

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