Diamante de sangre de Edward Zwick

Blood Diamond, 2006

Diamante de sangre es una película de acción con la dura realidad africana de fondo: el tráfico de diamantes, los niños soldado, las guerras encarnizadas y los millones de refugiados. Consigue lo que últimamente parece una ecuación irresoluble: entretiene, conmueve e invita a la reflexión.

Y es que, aunque es un taquillazo, no es la cegadora basura que suele llenar las salas de cine, donde las palomitas llenan más que el guion. Hay que tragar, no obstante, con lo de siempre. Está la historia de amor surgida de la nada y están sus protagonistas guapos que, en el fondo, son unos trozos de pan. Tampoco cabe esperar que cuestione el sistema capitalista; como es habitual, en la típica reducción maniquea, se limita a apuntar que hay "gente mala".

Pero las interpretaciones son buenas (la mirada de desesperación de Djimon Hounsou te remueve por dentro), y las escenas de tiroteos y combate no sólo están llenas de adrenalina, sino que consiguen despertar conciencias con su crudeza. Detrás de la ficción, asoma la cabeza el mundo real, y el espectador no queda ajeno a la pesadilla en vigilia del "continente negro", que diariamente es auspiciada y alimentada por la codicia de los demonios del "continente blanco".

La película me ha gustado justamente por esto. Dentro de su ámbito como producto para el gran público, crea una historia que engancha, con imágenes espectaculares, pero no se abandona a la superficialidad y no deja de lado su capacidad de concienciar al espectador.

No hay comentarios