El jefe de todo esto de Lars von Trier



El jefe de todo esto (Direktøren for det hele, 2006)

No entendía la críticas al cine de Lars von Trier que lo tachaban de pedante e insufrible hasta que vi Melancholia. Pero lo cierto es que hasta entonces, y aún ahora, le tengo gran respeto, porque tanto Los idiotas como Dogville me parecen dos peliculazas. Aunque entiendo que haber visto tres películas suyas no me hace ningún experto es su filmografía.

El jefe de todo esto es una comedia con un planteamiento genial. El día que fundó su empresa, Ravn quiso evitar lidiar con los problemas que suponía dirigir una empresa. Por eso, se presentó ante los demás trabajadores como uno más, un subalterno de un jefe extranjero ficticio en quien recaía toda la responsabilidad.

Después de más de diez años de estirar la mentira, necesita a ese jefe inexistente para llevar a buen puerto una negociaciones con una empresa islandesa, por lo que contrata a Kristoffer, un actor de método que acabará tomándose su papel demasiado en serio y que sacará a relucir todas las miserias enquistadas en un ambiente laboral grotesco.

Lo que podría haber sido una comedia divertida e interesante en cuanto critica un mundo empresarial aborrecible y ridículo, es una película lenta y demasiado extraña. Filmada siguiendo los preceptos del Dogma y acompañada de la apatía en las actuaciones de los personajes, podemos sentir que nos estamos perdiendo parte de las gracias.

Tiene puntazos, te arranca más que una carcajada, pero no avanza con un ritmo que pueda mantenerte despierto a ciertas horas del día, menos después de una comida de dos platos. En definitiva, una buena idea llena de inteligencia e ironía cuya ejecución es más dura de ver que una retransmisión de Pedro Piqueras leyendo los Episodios Nacionales.

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